viernes, 12 de marzo de 2010

DE GRANADA A LA ISLA DE OMETEPE



8 de Marzo de 2010

Lunes. Hoy es otro día de esos que no puedes olvidar: el cumple de mi Vero, mi querida compañera de curro a la que tengo abandonada desde hace tres semanas. Sé que está encantada con esta aventura mía, pero también sé que me extraña, que necesita a su sicóloca particular para que la arrope. Niña, ya mismo estoy de vuelta. Hoy es su cumpleaños así que no encuentro mejor regalo que hablar con ella.

Lunes. De nuevo semana de ponencias. Las de hoy son interesantes: mujeres. Visitamos el “Movimiento de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinoza” y la Casa de la Mujer “Claudia Chamorro”.

Tenía muchas ganas de conocer Granada, una ciudad colonial de las primeras fundadas en Nicaragua. Pero, llegado el momento, mi tour no tiene lugar por el centro ni por las calles más conocidas por los turistas. Mi tour tiene lugar por otras calles de las que nadie habla y cuando lo hace es por su situación de pobreza. Mi tour me lleva al corazón de Granada, al calor de los más humildes, a los brazos abiertos de quienes no tienen nada y te ofrecen la mejor de sus sonrisas cuando hablan de futuro, de lucha, de una forma de vida basada en la ayuda mutua. Hablo de “Villa Solidaridad”.

No hace falta decir en qué consiste porque su nombre lo dice todo. Familias enteras que temieron perder sus casas porque el lugar donde viven fue declarado no apto para ello. El pantano estaba demasiado cerca y el suelo se hundía, las condiciones de humedad eran causa de enfermedades. Sus casas, como pequeñas cajitas de cerillas construidas con maderos y forradas de plásticos negros, no eran el lugar más adecuado para vivir. Y dentro de esta vorágine aparece alguien (María Lidia), una mujer que quiere luchar para que ese lugar fuera un hogar. Y, poco a poco, con ayuda de manos solidarias y el apoyo de otras mujeres que quisieron unirse a la causa fueron levantando su nuevo hogar, piedra a piedra, palmo a palmo. Pero aquí no acaba el viaje y me adentro junto con Irene en el barrio El Pantanal, un barrio chabolista como lo era antes “Villa Solidaridad”. Un barrio que, con un poquito de tiempo y la ayuda de muchas manos amigas, será en un futuro un lugar mejor para vivir.

Cada día me llevo una nueva lección de vida, una nueva experiencia, un nuevo motivo para sentir más rabia hacia el mundo en el que vivo, porque teniéndolo todo nos ha hecho perder la esencia de la vida.

Después de esta maravillosa mañana, de compartir experiencias con mujeres valientes y entrañables ponemos rumbo a Rivas, donde tomamos un ferry para dirigirnos a la isla de Ometepe. Llegamos al Puerto de San Jorge. Mi primera experiencia en barco (qué mareo por favor). Ometepe tiene un par de volcanes: el Concepción (aún activo) y el Maderas (inactivo). A medida que nos acercamos, el primero empieza a escupir humo negro de sus entrañas. No es por nada, pero no me huele nada bien. ¿Por qué tiene que pasar esto hoy?

Llegamos a Ometepe. Aún nos queda un viaje largo en autobús hasta la Finca “La Magdalena”. Un camino de tierra y baches, totalmente a oscuras (salvo por los albergues para los turistas), llegamos a nuestro destino. No puedo dar crédito a lo que veo: esto es una COMUNA HIPPIE!!! Creo que he encontrado un posible lugar donde vivir. Entre los guiris y los nicas que regentan esta cooperativa agropecuaria (que pertenece a 24 familias), se mezclan almas libres que tienen en el suelo sus creaciones artesanales.

Nos dirigimos a nuestro dormitorio: esta vez dormimos todos juntos (los niños con las niñas). Me da que va a ser un poco caótico (pero estoy confundida). Esta noche cenamos espaguettis. Joder, es un placer, aunque sea acompañados de verdura y algún que otro trocito pequeño de carne. Tenemos que recuperar fuerzas porque mañana será un día duro.

2 comentarios:

  1. Lauri.. vaya texto has escrito, que experiencia. Parece increible que estes viviendo todo aquello.

    un beso muy fuerte amiga y piensa lo afortunada que eres de tener esta oportunidad. Aprende de todo aquello lau. prontito nos vemos chiquinina, cuidate mucho, besos besos¡¡

    berti antunez

    ResponderEliminar
  2. gracias pekeña. estoy aprendiendo mucho, te lo aseguro y no sólo de nicaragua y sus gentes sino también de mi misma y de lo difícil que puede llegar a ser la convivencia incluso en un grupo de "futuros cooperantes" (véase la ironía). hablamos a la vuelta.

    ResponderEliminar